Cómo mejorar las habilidades sociales

Cómo mejorar las habilidades sociales

En este artículo trabajaremos una serie de conductas sociales que pueden resultar incómodas o difíciles para algunas personas, como iniciar y finalizar conversaciones, hacer y rechazar peticiones, realizar una crítica, y lenguaje no verbal. De adultos puede resultarnos más fácil, pero muchos niños y jóvenes encuentran difícil esto.

INTRODUCCIÓN

No es necesario contar con un diagnóstico determinado para tener dificultades para desenvolverse en situaciones sociales. Por timidez, inseguridad, o lo que sea, para muchas personas (yo incluido) puede ser complicado relacionarse eficazmente en presencia de otras personas, mucho más si además son desconocidas. Por ello, a continuación veremos algunas ideas sobre cómo actuar en cosas concretas:


INICIAR CONVERSACIONES

No siempre podremos esperar a que alguien hable o se dirija a nosotros. A menudo, conviene llevar las riendas. Pero a veces puede dar mucha incomodidad. ¿Cómo hacerlo?

  • PASO 1: Un saludo inicial: «hola», «hey», «qué tal». Simple.
  • PASO 2: Añadir interés hacia el otro: «¿qué tal estás?», «¿todo bien?», «¡cuánto tiempo!»…
  • PASO 3: Añadir un cumplido o frase bonita: «me gusta tu pelo», «te veo muy bien»…

Con esto, generaremos la impresión de que somos educados, cordiales y nos interesamos por el otro. Después de esto, ya podremos hacer preguntas más concretas o que dependan del contexto en el que estemos, pues ya habremos creado el buen rollo necesario.

Pero si no sabemos qué más aportar, algunas ideas son:

  • Tópicos: podemos utilizar algún tópico, eso sí, con algo de creatividad. En vez de decir el típico «qué buen tiempo hace», podemos cambiarlo por «vengo sudando… a ver si llega el otoño ya». Puedes decir algún comentario del lugar donde estás, de la comida, o algo del contexto.
  • Cumplidos seguidos de algo más: «esa camiseta es muy bonita, yo tengo una similar, ¿te gusta esa temática?» o «que sonriente te veo, ¿te ha pasado algo bueno hoy?»
  • Alguna experiencia tuya reciente: «pues me ha costado llegar aquí, vivo algo lejos» o «estoy algo cansada aún, menudo día he tenido…» (eso ayudará a que te pregunten a ti, e inicien la conversación ellos).

DURANTE LAS CONVERSACIONES

  • Si te incluyes, te incluirán: Más importante que aportar cosas tú, es que estés muy pendiente y atento a lo ajeno. Mira a quien esté hablando para que te vea atento a su historia, suelta alguna leve carcajada o sonríe, o aporta algún tímido «vaya», «así es», o «qué cosas» después de sus frases. No desconectes. Si te interesas por los demás, ellos te devolverán el favor interesándose por ti.
  • Cuida tu mirada: Cuando hables, mira a quién te esté escuchando en vez de fijarte en el suelo o la mesa (a veces cuesta, pero hay que intentarlo). Hay que recompensar a quien se interesa por ti. Además, mirar a los demás, te da información útil sobre si les caes bien, se están divirtiendo, se aburren con tu discurso, etc.
  • Cuida tu cuerpo: Sé natural y sencillo. Menos es más. Con hablar a una velocidad adecuada y un tono relajado, y algún gesto de vez en cuando, darás buena impresión. No hace falta más.
  • Involúcrate con frases más complejas: Muestra interés por las otras personas de vez en cuando. Di cosas como «qué curioso eso que dices, ¿te refieres a que…?», «¡cuantas cosas has vivido entonces! qué envidia», o «¿oye, y entonces estás también de acuerdo con que…?»

FINALIZAR CONVERSACIONES

Muchas personas hablan demasiado rápido, o no realizan pausas, y ello hace muy difícil introducir una frase de despedida pues no queremos cortar su discurso ni parecer bordes. Consejos:

  • Un cumplido seguido de una despedida: habrá que esperar a una breve pausa, eso sí, y después introducir frases como «me lo he pasado genial, pero se ha hecho tarde ya. Venga, dame dos besos y seguimos otro día…», o «me ha alegrado muchísimo verte, otro día me cuentas más de este tema, ¿vale?», o «es muy interesante esto que dices, pero por desgracia me tengo que marchar ya…»
  • Muestra la prisa con tu cuerpo: si no existen pausas por parte del otro, y no podemos introducir el paso anterior, podemos dar señales sutiles (o no tan sutiles) con nuestro cuerpo. Por ejemplo, suele funcionar mirar el móvil o el reloj y decir «ui, qué tarde es», aunque interrumpas al otro. Ten cuidado y no aportes frases nuevas o nada que pueda hacer al otro aportar más cosas.

HACER PETICIONES

A veces sienta mal hacer peticiones, y tenemos en nuestra cabeza el famoso «me sabe mal». Todo el mundo pide cosas constantemente, y lo importante es que haya un equilibrio entre lo que te piden y lo que pides tú. Son malas estas dos actitudes:

  • Pedir constantemente cosas, pero no acceder cuando otros nos hacen peticiones.
  • No pedir nada a los demás cuando los necesitamos, pero ayudar a todo el mundo.

Debemos tener claro que las peticiones deben ser razonables, pues si pedimos algo demasiado grande o dificultoso al otro, es comprensible que puedan negarse, y no tendría sentido enfadarnos. Para pedir, hay que tener el doble de empatía con la otra persona y ponernos en su situación. Por ejemplo, no sería tampoco ético pedir algo a una persona que ha tenido un mal día o tiene poco tiempo. En resumen, debemos tener en cuenta A QUIÉN pedimos (con sus circunstancias), y EL QUÉ pedimos. Ahora bien, ¿cómo pedir?

  • Sé claro y a la vez amable: «Oye, Álex, necesito ayuda con tal cosa, y no puedo hacerlo yo solo. Me gustaría que me ayudes, si te viene bien». No debemos dar demasiadas explicaciones, pues es un error y además la mayoría de las veces la otra persona no las necesita; nos ayudaría sin más, porque nos aprecia o nos quiere, y sabe que no se lo pediríamos si no fuese importante.
  • Expresarlo como una opción, no como una obligación: añadir a la frase «si te viene bien», «sólo si puedes», «no quiero causarte un problema», etc. Estaría mal por tanto la frase «oye Álex, déjame el coche que lo necesito esta tarde», pues da la sensación de que la otra persona está obligada a hacerlo y sus preferencias han sido ignoradas.
  • Tolerar el NO: cuando os rechacen una petición, no caigas en el error de pedir explicaciones del tipo «ah, ¿y por qué no puedes?», ni lanzar reproches del tipo «yo te ayudé ayer», «yo lo hubiera hecho por ti», etc. Aunque tengamos curiosidad por saber el motivo, no debemos meternos ahí, porque como he dicho antes, la otra persona no tiene la obligación de ayudarnos, y tiene sus razones PERSONALES para negarse, y su privacidad. Pues si puede hacerlo y le hemos pedido algo lógico, y además nos quiere, lo hará sin dudar.

No hay que olvidar por último agradecer al otro la ayuda que nos ha prestado. Siempre hay que agradecerlo, y no dar por hecho que «era lo que tenía que hacer», o «lo correcto». Nunca sabemos lo que el otro ha tenido que sacrificar para ayudarnos, quizás tiempo o planes suyos propios. Por eso mismo.


RECHAZAR PETICIONES

Es imprescindible saber defender nuestras preferencias, y decir «no puedo» o «no quiero» cuando algo nos venga muy mal. Como hemos hablado antes, está bien sacrificarse para prestar ayuda (pues otros lo harán por nosotros), pero sin dejar que se aprovechen. La balanza debe estar equilibrada, y nuestras preferencias también importan. Y mucho.

Hay que ayudar a los demás siempre que nos venga bien, pues la generosidad aporta muchos beneficios a nivel emocional, y a un nivel práctico nos ayuda a hacer conexiones fuertes con otras personas. Pero si decidimos decir «no» en una determinada situación, seguiremos las siguientes ideas:

  • Expresa interés: «me gustaría ayudarte, no te miento, pero no puedo», «ostras, qué mal, pero justo hoy no puedo» o «me encantaría y lo sabes, pero hoy me viene fatal». La otra persona debe notar que estarías dispuesto a ayudarle si pudieras.
  • Añade un «no» de forma clara: «no voy a poder ayudarte con eso», «me es imposible», «me pides algo demasiado complicado», «no me siento cómodo haciéndolo», etc. Es mejor no dar mucha explicación, pues tenemos nuestras razones personales para decir «no» y no estamos obligados a darlas. Pero si vemos que debemos dar alguna explicación, pues la justa y necesaria.
  • Sé generoso y ten empatía: añade a lo anterior un «lo siento mucho», «en otras circunstancias lo hubiera hecho», «me sabe fatal», «cuéntame cómo te ha ido cuando lo resuelvas», etc. Se debe entender que no eres alguien frío y egoísta.
  • Ofrece una alternativa: es importante que la otra persona entienda que estamos dispuestos a decir «sí», pero en otras circunstancias. Por tanto, se puede añadir algo como «si lo prefieres, el Martes sí que podría», o «si me lo pides en otro momento, quizá pueda».

LENGUAJE NO VERBAL

Ahora veremos algunos puntos muy generales e introductorios de lenguaje no verbal. Éste, es muy importante y debemos prestarle atención, pues da mucha información a los demás sobre nosotros y el mensaje que estamos transmitiendo. Y del mismo modo, también debemos fijarnos en el lenguaje no verbal de los demás para obtener más información. Veamos algunos consejos generales:

  • Posición de los pies: cuando estés hablando con alguien, intenta que tus pies apunten en dirección a esa persona. Si son dos personas, pues cada pie en dirección a uno de ellos, como si fuera un triángulo. Esto le dará la impresión (a nivel inconsciente) de que te interesas por ella/ellas.
  • Posición del cuerpo: es interesante, si estás en un sofá o lugar similar, que gires o inclines ligeramente tu cuerpo o piernas hacia la otra persona.
  • Contacto visual: ver los ojos es algo muy importante en una conversación, pues entre otras cosas, da cercanía (e información). Por ello, es importante ir manteniendo contacto visual con el otro, tanto si te hablan, como si les hablas tú. Eso sí, un contacto visual demasiado duradero puede resultar incómodo. Es mejor miradas recurrentes y amables. Ah, y no olvides mirar a una persona que está expresando sus emociones o se encuentra triste. Simple empatía.
  • Gestos con las manos y brazos: aquí no hay pautas concretas, pues cada uno tenemos nuestra forma de mover nuestras manos brazos, e incluso piernas. Mi consejo es que nos fijemos diariamente en nuestros movimientos y gestos, para así hacer los cambios necesarios. Menos es mas, no hace falta hacer muchos gestos, pues lo importante es que los pocos que hagamos sean controlados y complementen bien nuestras frases, que aporten sentido. Es decir, que sumen y no resten (ni contradigan).

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